Vaya por delante que me encanta el trabajo de Jaime Calderón, porque sabe muy bien transitar por caminos en los que su dibujo realista no solo encaja de maravilla sino que, como sucede en el cómic histórico, es un requisito de importancia casi capital.
Siga después el hecho de que no me molesta en absoluto que el trazo elegido para el cartel del 35 Saló del Cómic de Barcelona sea de corte muy clásico, pues me parece lógico y sensato que unos años sea más rompedor y otras más tradicional, representando así a lo largo de las ediciones las muy distintas escuelas y los muy distintos estilos que el propio cómic ofrece.
Ahora bien... que un cartel de un evento como este no tenga ningún elemento que sirva al que lo ve (un cartel es también una forma de comunicación en la que el mensaje ha de llegar al receptor) para saber que está viendo algo que tiene que ver con el cómic... pues eso sí que me gusta menos, por mucho que la aviación sea uno de los ejes centrales del evento este año. O sea, que me parece una estupenda ilustración de Calderón, como nos tiene acostumbrados, pero no es de los carteles del Saló que más me ha gustado ni mucho menos.
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