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02 enero 2016

LO MEJOR DEL AÑO PASADO - El 2015

El deporte, fiel reflejo de la vida, tiene momentos grandes y momentos pequeños, momentos tristes y momentos alegres, y tienes que convivir con ellos de la mejor manera posible. Pero, también como la vida misma, tiene momentos épicos, inolvidables y, por la forma en que se producen, irrepetibles. Un claro ejemplo de esto es el que he elegido como mi mejor momento del año pasado: el ascenso del Sporting de Gijón, de nuevo y con todas las dificultades del mundo, a primera división. Un final feliz en forma de ascenso que, en un modo más propio del mejor thriller deportivo hollywoodiense, se hizo esperar hasta el último segundo de metraje y justo cuando ya más imposible parecía la cosa. Un ascenso que no solo significaba el retorno del club a la Liga de las Estrellas, sino que además servía para evitar la desaparición de un club ahogado por las deudas heredadas de una gestión nefasta año tras año y dotarlo de, al menos, unos años de pobreza pero también de cierta estabilidad (y sobre todo viabilidad) económica.

Alberto Cimadevilla me hizo este Patowar como recompensa por ser mecenas de la revista Ensueños
 
El Sporting tuvo que arrancar la liga con un equipo de jugadores que, en su gran mayoría jamás había jugado más allá de segunda división B, con la media de edad más baja de la categoría -no sé si esto incluye a filiales pero me parece que también- y con unas aspiraciones originales de salvar la temporada sin perder la categoría aunque, a decir verdad, esto a mí siempre me pareció exagerado ya que nada hacía pensar que el Sporting pudiera estar tan arriba como sucedió pero tampoco que fuera a estar tan abajo como se dijo. El caso es que comenzó la liga con ese bloque totalmente unido contra todo, sabedores de que eran un grupo de amigos que se conocían desde siempre y que tenían la suerte de SU CLUB en las botas, muy mentalizados por un entrenador, Abelardo, que les logró sacar el doscientos por ciento en cada partido y poco a poco, esa intensidad, ese hambre y esas ganas, fueron derribando records. El Sporting solo perdió dos partidos en toda la temporada, lo que supuso un nuevo registro histórico, supo sufrir y disfrutar y acabó convirtiéndose en leyenda de la más que centenaria historia del club.





 
La última jornada, con la liguilla de ascenso asegurada, el Sporting necesitaba ganar en la última jornada a un Betis que ya era primero en cualquier caso y que ya estaba en Primera y más preocupado de celebraciones, entre las que se incluía recibir a su equipo hermano (pues nuestras aficiones lo están desde hace años, con un ejemplo increíble de confraternización), que en sumar más puntos, mientras que el Lugo tenía que ganar al Girona a domicilio, en una plaza que parecía poco propicia. El Sporting logró su objetivo y, ya con el partido acabado, le quedaba tan solo la esperanza de esperar que sucediera el milagro en el otro partido... El Girona había tenido docenas de ocasiones en el primer tiempo de ir goleando al Lugo pero, tras algunos gestos poco deportivos de los jugadores locales, el Lugo comenzó en la segunda parte a acercarse con peligro ante los nervios de unos jugadores que empezaban a sentir el vértigo del éxito y se echaron atrás (un error y unos nervios que luego en la liguilla hicieron que el Zaragoza les remontara tres goles de ventaja en un partido y los dejara en segunda). Y así, mientras los jugadores del Sporting escuchaban la radio sin abandonar el césped del campo del Betis, Pablo Caballero -delantero del Lugo- marcaba un gol que situaba a los nuestros en primera división. El partido continúo, incluso el Girona marcó un gol anulado (correctamente) y, cuando el partido acabó, la locura invadió a todos los que somos aficionados del Sporting y, por supuesto, a los jugadores en Sevilla...
 





 
Sin embargo, resultó que el partido en Girona no había acabado, sino que el árbitro lo había suspendido por una agresión al linier, así que -con todo el Sporting ya habiendo celebrado el increíble ascenso- se jugaron los minutos que faltaban en los que, por suerte, nada cambió. Entonces sí, se desató la locura. Yo me marché corriendo a Gijón a celebrar el ascenso rindiendo visita a la estatua de Manolo Preciado (del que os hablé aquí cuando falleció)
 
 
y luego a recibir a los héroes al aeropuerto. No solo habían logrado algo que se antojaba imposible y contra viento y marea, sino que habían salvado al club. Un equipo ya para la leyenda del sportinguismo y un equipo con el que la afición se identificó -por su lucha y su épica- desde el primer minuto. Por supuesto, al día siguiente no me quise perder nada de las celebraciones, como podéis ver en estas fotos, jeje...



 
Pero por si fuera poco, al Sporting y sus guajes, aún se le subió en el 2015 el nivel de dificultad en la tarea encomendada. Arrancamos en primera división con el mismo equipo que, en teoría, no podía competir en segunda, ya que pesaba sobre nosotros una sanción por todas las deudas de la entidad. Con solo de tres cesiones de jugadores extremadamente jóvenes y sin ninguna experiencia en la élite, pero de indudable porvenir, comenzaba una batalla desigual que, finalizado en 2015, tiene al equipo un punto por encima del descenso, a su afición entregada (aunque la gente pronto se olvida de dónde y cómo está la cosa) y con todas las esperanzas de lograr un milagro que seguro se celebra mucho menos, pero que sin duda tendrá más mérito. De conseguirlo, no solo habrán salvado al club, sino que lo habrán aguantado hasta el momento en el que, ya sin sanciones, tendría una nueva oportunidad de hacer bien las cosas y reconstruir muchos desgarrones en su entidad. En ello estamos, esperamos que de hoy en un año pueda estar escribiendo un texto como este y, mientras tanto, os dejo este selfie realizado por varios jugadores del Sporting, en el césped del Benito Villamarín, poco después de certificarse el ascenso... ¡mucho mejor que aquél de los Oscar! :)

 

01 enero 2009

LO MEJOR DEL AÑO PASADO - El 2008

Es el momento de confesar aquí el momento más feliz e importante, en lo personal, del año que se acaba de ir (sí, podría haber escogido el momento más amargo o difícil pero ya sabéis que eso no va mucho conmigo). La verdad es que me resulta increíblemente sencillo de elegir y, aunque a alguno le puede parecer trivial, os garantizo que esconde detrás muuuuuuucho más de lo que parece. Dicen que para que algo sea posible hay que soñarlo primero, muchos llevábamos ya diez largos años soñándolo y hace unos meses, por fin, el sueño se hizo realidad...




Os juro que se me saltaban/se me saltaron las lágrimas. Aún hay tantas emociones contenidas de ese día (y mira que nos contuvimos poco) que rememorarlo en los resúmenes de final de año, o sencillamente recordarlo, me pone la piel de gallina. Tanta gente repartida por tantas partes de España y del mundo que estuvo pendiente y que se llevó una alegría, está al alcance de muy pocos equipos, pero hay que remarcar los 8000 que seguimos ahí atravesando un descenso muy doloroso, una quiebra económica que no acabó con nosotros de milagro, más cerca de bajar que de subir en lo deportivo, viendo partidos horribles ya sin jugarte nada que resultaban insoportables salvo desde la pasión por unos colores y con mucho sufrimiento debido a ello mismo, sin importar lluvías, granizos u otros planes de fin de semana...
Todo esto ha ido por ellos, por nosotros... ahora ya formamos parte también de un momento histórico que espero nos tenga mucho tiempo en primera. Cuando así sea, y la gente haya olvidado lo duro que fue volver a llegar y pite al equipo si no queda entre los doce o catorce primeros cómodamente... habrá que saber recordar como nos caímos y nos supimos volver a levantar, aunque costase diez largos años. A algunos no nos hará falta mirar atrás, por que lo vivido el pasado quince de junio no podremos olvidarlo nunca.

En fin, este año ha sido estupendo para todas las personas de corazón sportinguista en mayor o menor medida, sea por un sentimiento propio o por haberse ido contagiando a lo largo de los últimos años de oirnos a unos muchos. Comienzo este año lleno de ilusiones, con el equipo de Asturias en primera y su filial en segunda división B (junto al Marino, el siguiente de la provincia) y mandando un abrazo a mi compañero de abono por los partidos vistos y por los muchos que quedan por ver, así como a Rocío que se subió abordo en el momento justo y trayendo mucha suerte. Buena falta hacía...