Una de nuestras apuestas más fuertes en el comienzo de nuestra andadura en el Festival de Cine de Gijón fue crear una sección competitiva de cine de animación, a la que dimos el nombre de Animaficx. Convencidos y enamorados del trabajo atrevido, vanguardista, interesante y heterogénero que se hace desde hace años en este tipo de cine, no podíamos sino abrir una ventana para que tratar de mostrar, al menos a través de un vistazo general, una importante representación de algunas de esas obras que, de otro modo, quedarían completamente inéditas ante el cine animado más estandarizado.
Este año quisimos dar un paso más adelante y además de la propia sección de Animafix, que ya dijimos que nacía con vocación de continuidad, quisimos que una de las retrospectivas del festival estuviera centrada en un animador que, pese a su excelencia, no hubiese alcanzado al gran público en nuestro país. Tarea fácil, por la enorme calidad existente y el gran número de candidatos posibles, pero sin embargo difícil por reducir la elección a uno solo. Tras pensarlo un rato nos dimos cuenta que, para encontrar un autor que se hubiese escapado a nuestras pantallas, no habia que irse demasiado lejos, así que dirigimos nuestra mirada a la vecina Francia, convertida desde hace ya unos años en la potencia europea del cine de animación, y escoger a alguno de esos nombre que los que seguimos este cine consideramos imprescindibles. Pronto un nombre vino a nuestra cabeza, el del maestro Jean François Laguionie, que el año pasado ya habia competido en la sección nueva con su último trabajo hasta la fecha: la increíble pieza de orfebrería cinematográfica Le Tableau. Y por fortuna la respuesta fue sí.
Inicialmente centrado en el teatro, Jean Françoise Laguionie
(1939), se adentró en el mundo de la animación tras conocer a Paul Grimault, uno
de los animadores franceses más importantes de la historia. Grimault fue
reconocido por la academia francesa con un Cesar de honor en 1989 y se alzó con
el premio especial del jurado del Festival de Venecia en 1952 con su La bergère
et le ramoneur. Laguionie y Grimault mantuvieron una estrecha amistad, de hecho
Grimault produjo los tres primeros cortos de Jean-François, pero raramente
trabajaron juntos.
El público de la cita gijonesa podrá disfrutar de sus cuatro
largometrajes y del cortometraje La traversée de l'Atlantique à la rame que en
1978 le lanzó a la fama tras ganar la Palma de Oro al mejor corto en el Festival
de Cannes y posteriormente alzarse con el Cesar de la Academia de Cine francesa
en esta misma categoría. Las otras cuatro obras que completan esta retrospectiva
son sus largometrajes Gwen le livre de sable (1995), premiado en los
Festivales de Annecy y Los Angeles, Chateau des singes (1999), L’íle de Black
Mor (2004) y su último trabajo, la mencionada Le tableau (2011), película por la que también
estuvo nominado a los premios Cesar en la categoría de mejor película de
animación.
Este director, productor, escritor y guionista forma parte de una destacada generación de animadores franceses, a la que pertenece también su amigo Michel Ocelot, creador de la conocida saga de películas de Kirikou u otras obras, como la recordada Azur et Asmar. Tal era la amistad que el primer cortometraje de Michel, Les 3 inventeurs, por el que ganó un premio BAFTA, fue rodado en casa de Laguionie.
Una cita imprescindible en el FICX de este año que, como sabéis, se celebrará en noviembre entre los días 15 y 23.
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